Un día, sin venir a cuento y sin estar especialmente en relación con Hansel ni con Gretel; tampoco habiendo estado en actividades del estilo, me pasó por primera vez: terminé de comer un plato con carne… y sentí un enorme cargo de conciencia.
No me preocupó demasiado, porque pensé que inconscientemente me estaba acordando de “Earthlings” (documental al que haré referencia más adelante), así que no le di importancia.
El problema es que, de manera intermitente, me ha vuelto a pasar algunas veces. Es una sensación como cuando acabas de ser infiel a tu pareja… pero sin el placer físico y egoísta que ha podido preceder a esa sensación… sin tener ganas de volverlo a hacer… y, lo que es peor, creyendo que vas a tener que volver a hacerlo indefectiblemente.
No me interpretéis mal, no se trató de un atracón de comida, ni de una ingesta de alimentos en mal estado, ni nada por el estilo.
Pensándolo bien, me recordó al día que decidí dejar de fumar.
No se trataba de una cruzada, sino más bien de aportar un grano de arena, de vivir conscientemente… de ser libre (y vivir) sin que ello suponga acabar con la libertad (ni con la vida) de otros animales como yo.
Así es como me planteé iniciar la Transición al Veganismo.
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