viernes, 28 de marzo de 2008

Siguiente fase: mi batalla con el mercadillo y los herbolarios

Aquí hay muchxs que se van a reír del que escribe… pues para eso está, jejeje.

Resulta que el viernes pasado, a pesar de ser viernes santo, hubo mercadillo en el pueblo en el que vivo. Hacía ya años que no bajaba a batallar con los puestos de frutas y verduras (desde que vivía con mis padres, creo, hace ya como 8 años…).
La verdad es que nunca ha sido mi especialidad navegar en ese mar de “¿quien va?” y esos insistentes “¡a mi, a mi!” jalonados de miradas amenazantes que cortarían de raíz el más mínimo intento de colarse y pedir antes de que a unx le toque… pero mi ineptitud en ese campo es manifiesta.
Pues eso, que yo me limité a pedir la vez y a convertirme en la sombra de la joven que me la dio, con una compasiva mirada que decía “corderito… más vale que te comportes o sales de aquí con las gafas rotas, como en el cole”. Cuando el dicharachero vendedor de fruta se acercó con su “¿Quién va?” de voz rota y gesto ágil, me limité a decir un tímido “Yo, aquí”, al mismo tiempo que otro ciudadano que estaba en el mismo mostrador, pero a un par de metros a mi izquierda.
Desconcierto. Se cómo comportarme si me pasa eso en la barra de un bar atestado de gente a las 2 de la mañana, pero no se qué hacer en estos casos. Me limité a decir “tronko, a mi la vez me la ha dado esta moza de delante, ¿y a ti?”, agradeciendo con toda mi alma que el semi-altercado no fuera con una de esas curtidísimas amas de casa que se las saben todas (grupo en el que incluyo a mi madre). No hubiera salido con mi orgullo indemne, eso seguro, jeje.

Ha sido chulo; una lástima no poder hacerlo más a menudo (los horarios de oficina ya sabéis lo que son…). He de reconocer que no me falta verdura y fruta fresca cada semana, ya que mi madre me hace el favor de comprar algo para mi, además de lo que compra para su casa. Si no fuera por ella, tendría que acostumbrarme al sabor desnaturalizado de las hortalizas envasadas de cadena de hipermercados… Gracias, madre!! (ya me disculpareis por lo ñoño del comentario, jeje)

Finalmente, conseguí mi suministro con la satisfacción del deber cumplido, contento de no haber sucumbido en ese mar de talentos no lo suficientemente apreciados y de esfuerzos no lo suficientemente agradecidos que es (todavía) el mercadillo de mi barrio.

Capítulo aparte merecen los herbolarios.
Yo esperaba encontrar una suerte de vergeles conde crecían las hamburguesas y salchichas de soja, y donde hallabas soja texturizada, harina de garbanzo u sésamo con sólo levantar una baldosa… pero la realidad ha sido otra.
Por desgracia, la mayoría de los herbolarios del barrio se han convertido en sucursales de las tele-tiendas de las 3 de la mañana… Puedes encontrar cualquier producto que (dice) sirve para adelgazar, pero difícilmente puedes hacerte con un poquito de B-12. Será cuestión de seguir investigando, o me parece que lo que no me estoy gastando en otras cosas me lo voy a gastar en gasolina…

Por cierto, ayer estuve un rato con Yuri y Gretel, y me dieron a probar un bocata de tortilla de patata sin huevo… ¡¡qué rica!! A ver si organizamos pronto esa cenita que teníamos entre manos y compartimos nuestros (escasos en mi caso) conocimientos culinarios.
Ya os iré contando más!

lunes, 10 de marzo de 2008

Entrando en la práctica

Hace ya unos días que no escribo… y han sido ciertamente agitados…

Resulta que ha habido avances en temas de comunicación con mi entorno. Grandes avances, diría yo.

Lo primero que hice fue comentarlo con mi hermano (al que llamaremos Ed). Yo pensaba que se lo iba a tomar peor… siempre ha sido un puntito más pragmático que yo para algunas cosas, si cabe. Conoce muy bien a Hansel y a Gretel, bastante mejor que yo, por lo que descartó casi de inmediato la posibilidad de que ellxs me hubieran influido conscientemente. De esa manera, se limitó a aconsejarme que hiciera lo que me ayudase a sentirme mejor y ya está. Me conoce lo suficiente como para saber que el control de riesgos es algo que suelo tener grabado a fuego, siquiera inconscientemente, y que controlaré la dieta como es debido.

Otra cosa que hice fue comentarlo con mis padres. De forma natural, durante una comida en su casa a la que asistimos mi chica y yo, les comenté lo que ya sabéis. El cómo, el porqué, lo que siento… Un poco escépticxs al principio, se relajaron cuando vieron que mi pareja trataba el tema con la resignación que muestra una vez ha visto que ya no hay manera de hacerme cambiar de opinión. Pero, sobre todo, lo que les hizo perder la actitud de preocupación fue cuando les conté lo que mi médico me dijo, y que ya os he contado.
No puedo decir que se hayan convertido en unxs fans del veganismo, pero al menos se que ahora tratarán el tema como más fácil sea para todxs.

Ayer comí en casa de mis suegrxs por primera vez desde que decidí empezar.
A parte de las coñas típicas por parte de mi suegro y del novio de mi cuñada, todo fue bien. Fue una paellita muy rica que me comí sin los elementos animales. Creo que se sentirán bien y no demasiado obligadxs a cambiar de menú cuando yo vaya… o así lo espero…

Por otra parte, el otro día estuve haciéndome con unas reservillas de filetes de soja, hamburguesas vegetales, Seitán… etc. en un herbolario del barrio.
Os comentaré cuando haga mi primera receta chula exclusivamente vegana (más allá de las consabidas ensaladas, verdurillas, etc).

Otro aspecto que no he comentado hasta ahora es la colaboración de mi amiga Adriana (como los de todxs, nombre supuesto).
Adriana es de las personas más discretas que he conocido en mi vida. Es impresionante lo que una persona es capaz de pesar en tu vida sin apenas “hacer ruido”… Pasa (o cree que pasa) desapercibida, habla poco pero “sentencia” cada vez que lo hace. Tiene un humor difícil de igualar… y no come carne hace años. Es algo que, como tiene su lugar en mi vida hace años por otros motivos, ni siquiera acerté a relacionar con mi situación actual (Adriana es Adriana, no “Adrianaesaamigamiaqueesvegetariana”… por eso no había hecho la conexión conscientemente hasta hace unos días).
Como siempre, recibí el apoyo más frontal, incondicional y objetivo que pude imaginar. Así es ella, oiga. Añadámosle al cuadro de los agradecimientos… por sonar tan alto a pesar de hablar tan bajo.

miércoles, 27 de febrero de 2008

La charla con mi médico

Ayer estuve viendo a mi medico para otro tema, y ya aproveché y le conté mis planes.
Por fortuna, es de procedencia africana, y parece que el hecho de no ser “ibéricx” ayuda a tener la mente un poco más abierta para según qué temas.
Me preguntó muy de pasada cuáles eran mis motivaciones para la decisión y, tras escucharlas, pasó a comentarme los beneficios que podía experimentar siguiendo una dieta vegetariana:

- reducción de los niveles de colesterol “malo”
- reducción del riesgo de cáncer de colon
- reducción del riesgo de arterioesclerosis
- incremento del bienestar general (“está claro que te vas a sentir mejor”)

No me dijo mucho más (yo creo que porque no quiso… o no le dejan), pero su predisposición me pareció suficientemente esclarecedora como para reforzar mi decisión.
Me recomendó que incrementara el consumo de legumbres y de cereales, sobre todo.
Lo que sí me dijo es que no me recomendaba el veganismo… me dijo que tratara de comer algún huevo cocido de vez en cuando y que no dejara los lácteos.
Yo le comenté que también tenía problemas con eso, y me dijo que, en caso de dejarlo totalmente, podría tener problemas en el futuro (“pero ¡uff! Dentro de muchos años… no ahora”).

Sensaciones: me siento reforzado. Me dio muy buen rollo encontrarme con un médico tan abierto, ya que esperaba encontrarme algo más tradicional.
Por otra parte, tengo su reticencia a la eliminación de huevos y lácteos de mi dieta, lo que me escama un poco… pero trataré de leer un poco más sobre el tema, a ver si encuentro alguna postura científicamente objetiva que me ayude con el miedo a dejar estas dos últimas cosas.

Poco a poco estoy evitando al máximo la ingesta de carne, pescado, aves… Digamos que lo estoy eliminando como componente principal del plato, pero no me fijo al 100% en si la ensalada incluye un poco de atún o huevo, o si los macarrones llevan queso. Eso lo dejo para más adelante.Además, he probado el yogur de soja y está bueno!!

viernes, 22 de febrero de 2008

Algo para leer...

El otro día, cuando estuve hablando con Gretel, me recomendó un libro: “La dieta ética - ética y dietética del veganismo”, de David Román y Estrella Vilaplana. Me dijo que me lo prestaría, pero ayer no pude resistir la tentación (además, acabo de terminar la última novela histórica, y no puedo estar mucho tiempo sin leer nada) y me puse a buscar librerías donde lo pudieran tener… Fnac: agotado Casa del Libro: agotado El Corte Inglés: ni me molesto Al final, estuve buscando librerías por Internet y, tras llamar a un par de ellas (que también lo tenían agotado) encontré una pequeña librería del centro en la que lo tenían… pero sólo les quedaba uno. “Guárdamelo, porfa, que en una hora estoy allí”. Total, que me presento en la librería (tras un rato dando vueltas por esas callejuelas) y me hago con el volumen. Además me tienta el “Manual de supervivencia para veganos novatos”, de Ana Moreno. A pesar de tener cierto nombre en el círculo de autorxs que dedican su trabajo al veganismo y a la nutrición alternativa, no me acabó de convencer… Finalmente me decanté por un libro de recetas veganas, que el librero me recomendó y que me pareció bastante chulo y completo. Los ingredientes de los que compone las recetas son bastante sencillos de encontrar en cualquier mercado y no son recetas de las que sólo conseguiría clavar un Adrià o un Arguiñano de esos… Cuando llegué a casa, le conté a mi pareja lo que había comprado… se llevó un poco las manos a la cabeza, pero creo que va comprendiendo cómo me siento, aunque sea incapaz de “simpatizar” con ello. Será duro, si es que por fin soy capaz de seguir adelante… pero creo que al final conseguiremos llegar a un acuerdo y que se sienta bien también ella.

Cómo hablar con Ford

Otra cosa que me preocupa es cómo se lo tomará Ford.
Ford es mi mejor amigo de todos los tiempos. Es el Orejones López de Manolito Gafotas. El Hernández de Fernández. La Pili de Mili. El Ortega de Gasset. El Ramón de Cajal. El Martes de Trece… y ya no pongo más ejemplos, creo que ya os hacéis una idea de lo importante que es en mi vida.

Pues resulta que hace un tiempo le conté cómo me sentía. Él, que es un tío pragmático donde los haya (pero con un corazón que se le sale por todos los lados), no entendía nada… y hacía coñas casi constantes sobre el tema.
Me conoce bien, y sabe que soy un poco Wilde en determinados temas (“puedo resistirlo todo excepto la tentación”), de manera que conoce muy bien mis limitaciones a la hora de tomar decisiones a la hora de privarme de determinados placeres…

Ford siempre me ha respetado, como yo a él, y se que no habrá ningún problema con esto, pero no quiero forzar las cosas. No quiero que, en nuestros encuentros, Ford y Audrey (su pareja) se sientan forzadxs a devanarse los sesos cuando se trate de comer algo. Está claro que el que tiene que hacer el esfuerzo, adaptarse y preocuparse del tema soy yo, pero ya nos conocemos… y no quiero que se sientan obligadxs a nada por mi culpa.

Una sensación rara en mi: la necesidad de aprobación. Siento que tiene una importancia desmedida en lo que es habitual para mi lo que Ford piense/diga/opine del tema. Necesito que me apoye… y se que lo hará.

No se, a lo mejor hago trampa y le dejo leer este blog.

lunes, 18 de febrero de 2008

La conversación con Gretel

Pues resulta que no fue posible dar ese paso adelante en la transición el día que me había propuesto inicialmente…

La verdad es que pensé que no podría seguir adelante con ello.
Me tomé un tiempo para volver a pensar en ello o, por mejor decir, para ver si cayendo en la inconsciencia y en la costumbre dejaba de pensar/sentir lo que pensaba/sentía en los momentos en los que más me acercaba a tomar la decisión.
No funcionó.
Supongo que no puedes “desconcienciarte”, como no puedes evitar haber visto amanecer aunque se esté muy bien en la cama…

El caso es que había comentado a Gretel que necesitaba hablar con ella así como hace un mes, pero no quise forzar el tema hasta que no hubiera pasado por este período de análisis.
Ayer volvimos a vernos, y no quise forzar el tema, pero ella misma me recordó que teníamos un tema pendiente y que tenía curiosidad, pues no tenía ni idea de por dónde venía la cosa.
Le conté lo que os he contado aquí, le conté cómo me siento y cómo pienso, cómo es algo que viene y va, que de repente me come mucho el coco o de pronto deja de molestarme por un breve espacio de tiempo… no se.
La verdad es que su reacción me hizo sentir mejor incluso de lo que yo pensaba.
En todo momento me he planteado este cambio como algo duro para mí, pero que pensaba que tanto ella como Hansel habían llevado con relativa facilidad.
Afortunadamente, Gretel me escuchó atentamente, se sorprendió gratamente de lo que me pasaba, y se ofreció a ayudarme. Me comentó que lo más difícil era el momento de la toma de conciencia, y que eso ya lo había hecho.
Hablamos de cómo se podría llevar esto en casa ya que, como os he dicho, mi pareja es omnívora militante. Por fortuna para mi (egoístamente) Gretel vive con Yuri, su pareja, que también es omnívoro militante. Me contó que al principio no es fácil, pero que poco a poco se consigue la armonía necesaria.

En fin, que agradezco a Gretel la charla, su amistad y su apoyo. Se que, sea cual sea el resultado de este remolino, ella también me apoyará.

Os iré contando…

lunes, 7 de enero de 2008

Los recelos de Sofía

El otro día tuve una charla algo tensa, confusa, rara… con mi amiga (a la que llamaremos Sofía).
Sofía es una persona muy importante en mi vida. Lo ha sido desde hace como 8 años, cuando nos conocimos en una empresa para la que ambxs trabajábamos. Desde entonces, nuestra mistad ha ido in crescendo, a pesar de las múltiples circunstancias que nos separaban- No tenemos demasiadas cosas en común (ni ideológicas, ni morales, ni sociales)… pero siempre hemos contado unx con otrx, sobre todo para esos momentos en los que la vida le pone a unx en una situación difícil en la que necesita una visión de alguien “desde fuera”.
En definitiva, nos confesamos mutuamente, nos apoyamos, nos damos caña cuando lo necesitamos. Nunca nos hemos fallado.

Por eso, aprovechando una de sus visitas a la cuidad para ver a la familia y amigxs, cenamos juntos y le comenté esta situación en la que me veo… mi reciente concienciación… mi reciente inquietud.

No voy a decir que fue fácil. Sofía me conoce muy bien; conoce mis inclinaciones e inquietudes políticas, sociales, reivindicativas… pero no esperaba lo que le estaba contando.
Su primera reacción fue de incredulidad. Interpretaba estas sensaciones como un ramalazo natural, lógico dentro de mi moral, pero no pensaba que me fuera a preocupar el tema hasta este punto.
Que comer animales me iba a hacer sentir así… así de mal.

Lo siguiente fue aludir a mi capacidad de auto convicción, como si yo mismo me hubiera provocado esta situación a base de auto adoctrinarme sin un motivo declarado más allá de mis inquietudes innatas.

La tercera fue la de la preocupación por mi salud. Se que me quiere, por lo que esa preocupación es sincera. Pero también se que le preocupa (quizá más esto que lo anterior) que no pueda o sepa llevarlo adelante y eso pueda hacerme sentir miserable e inmoral…

No lo daré nada por supuesto, así que os aclararé que los recelos de Sofía no me movieron un ápice de mi situación… no se si por suerte o por desgracia, la verdad, porque auguro que esta transición no será nada fácil.

Estoy deseando que llegue la fecha de inicio de la Fase 1 para ver cómo lo afronto… y cómo lo lleva mi entorno.