viernes, 28 de diciembre de 2007

Eligiendo una fecha

Sigo leyendo y me sigo informando cuidadosamente acerca del Veganismo y la transición hacia ese estado/conducta/comoloqueramosllamar…

Me he propuesto hacerlo de una manera gradual, pese a que, cada vez con más frecuencia, siento ese frío remordimiento cada vez que como animal o productos derivados de animales.

Creo que una buena manera de afrontarlo sería dejar de comer carne de animal en sus diferentes formas.
Tras ello, empezar con las consultas médicas SERIAS y, pasado un tiempo razonable para mi cuerpo, empezar a prescindir de los lácteos, los huevos y la miel.
Más tarde seguiremos con la modificación del consumo de otros materiales como los zapatos y cinturones de piel, etc… Por supuesto, jamás en mi vida he usado piel de otro animal que no sea la vaca o el camello. Se que eso no me hace menos censurable, pero me justificaba a mi mismo pensando que, al fin y al cabo, a ambxs había que sacrificarlxs primero para alimentarnos…

Quedaría más o menos así:

- Fase 1: No me alimentaré más de los cadáveres de otros animales
- Fase 2: No me alimentaré con los embriones ni con la leche de otros animales
- Fase 3: No me vestiré ni adornaré con la piel de otros animales.

Sí, he dicho “eligiendo una fecha”. Lo que pasa es que aún no la he decidido.
Ya sé que para la conciencia no hay fechas y también sé que, mientras me lo pienso, más hermanxs están muriendo o padeciendo una situación de esclavitud.
Pero no puedo hacerlo radicalmente. Tampoco quiero. Más vale que sea bien planificado y estable, que un arrebato fugaz.

Me planteo que lo mejor es que no sea el clásico 1 de enero. Me ha fallado con todo (dejar de fumar, dejar de salir hasta hartarme de copas, dejar de fumar “mezclao”…) así que no apostaremos a un número que nunca nos ha dado suerte.

Voy a seguir pensándolo, a ver si se me ocurre de alguna manera una fecha razonable y realista, y os lo comentaré más adelante.

Quizá el día de mi cumpleaños sea buen momento para empezar con la Fase 1…

jueves, 27 de diciembre de 2007

Invitación

Os invito a participar en este cuaderno de bitácora con vuestros comentarios, consejos, críticas (constructivas, por favor)… y os agradezco de antemano la atención que prestáis a estas reflexiones que lanzo a lo que antes llamábamos “ciberespacio”.

Mis dudas personales (y otras generales)

Supongo que las generales las conocereis todxs:

- ¿es sano?
- ¿me faltará alguna vitamina, proteína, etc.?
- ¿experimentaré algún déficit físico o neurológico?
- ¿se verán afectados mi actividad deportiva o mi trabajo?
- ¿me aburriré de comer “siempre lo mismo”?
- ¿podré llevar una alimentación equilibrada?

Pero también tenía las mías:

- ¿cómo voy a llevar la convivencia con una omnívora?
- ¿cómo lo va a tomar mi familia y amigxs?
- ¿”esclavizaré” a las personas de mi entorno con mi alimentación, afectando así a mi relación diaria con ellxs?
Espero que el paso del tiempo me de respuesta para todas ellas…

¿Qué hacer? ¿Por dónde empezar?

Empecé documentándome mucho, antes de tomar la decisión de intentarlo siquiera.
Foros, páginas sobre veganismo y liberación animal, fanzines, pasquines, documentales, programas de radio y TV…Tengo a Hansel y a Gretel para consultarles, pero no lo voy a hacer de momento. La razón la tengo clara: no quiero banalizar en este tema con alguien tan concienciado. No soy un snob ni quiero pasar por serlo. Lo comentaré con ellxs cuando tenga la decisión tomada y madurada.

Mi situación personal

Tengo 30 años;
Tengo un trabajo sedentario, de responsabilidad, que me obliga a comer fuera de casa casi cada día y a viajar con relativa frecuencia;
Hago deporte 3 ó 4 veces por semana;
Vivo con mi pareja, que es omnívora MILITANTE;
En mi familia (salvo Campanilla, con la que no tenemos casi contacto) CASI NADIE es proclive al veganismo… ni siquiera comprensivo con este modo de vida;Peor aún… la carne de animal es el modo de vida y sustento de parte de mi familia.

El momento “raro”… el Momento Determinante

Un día, sin venir a cuento y sin estar especialmente en relación con Hansel ni con Gretel; tampoco habiendo estado en actividades del estilo, me pasó por primera vez: terminé de comer un plato con carne… y sentí un enorme cargo de conciencia.
No me preocupó demasiado, porque pensé que inconscientemente me estaba acordando de “Earthlings” (documental al que haré referencia más adelante), así que no le di importancia.
El problema es que, de manera intermitente, me ha vuelto a pasar algunas veces. Es una sensación como cuando acabas de ser infiel a tu pareja… pero sin el placer físico y egoísta que ha podido preceder a esa sensación… sin tener ganas de volverlo a hacer… y, lo que es peor, creyendo que vas a tener que volver a hacerlo indefectiblemente.
No me interpretéis mal, no se trató de un atracón de comida, ni de una ingesta de alimentos en mal estado, ni nada por el estilo.
Pensándolo bien, me recordó al día que decidí dejar de fumar.
No se trataba de una cruzada, sino más bien de aportar un grano de arena, de vivir conscientemente… de ser libre (y vivir) sin que ello suponga acabar con la libertad (ni con la vida) de otros animales como yo.
Así es como me planteé iniciar la Transición al Veganismo.

Algunos agentes externos

Creo que no sería justo empezar con esta historia sin contar la primera vez que alguien de mi entorno se declaró vegetarianx (o, mejor dicho, ovolactovegetarianx).
Fue hace como 13 años, y esa prima mía, (a la que llamaremos Campanilla) me enseñó que “esas cosas” no sólo sucedían en la tele, que no era cosa de hippies trasnochados y colgados del LSD y el “Make Love, Not War”, ni siquiera de personas que se decantaban por esa dieta por motivos de salud.
A esta persona menciono porque fue el primer contacto con una realidad de la que –yo no lo sabía aún- iba a querer formar parte.

Con el paso de los años, iba descubriendo que hay otros motivos por los que la gente no comía carne: religión, motivos de salud, económicos… pero aquellxs que más llamaban mi atención eran lxs que lo hacían por motivos morales y/o de conciencia.
Creces, vas conociendo gente, y te descubres amigxs vegetarianos, veganos, que apoyan la Liberación Animal… y aprendes de ellxs.

Hay en concreto otros dos “agentes externos” que quiero mencionar, y a los que rebautizaré como Hansel y Gretel. Dos amigxs.
Gracias a ellxs he visto el veganismo desde cerca, he conocido lo que puede significar tomar esa decisión en el entorno en el que vivimos, y he percibido las satisfacciones que les aporta a nivel moral.
Pero, y esto es lo más importante, he comprobado que es posible dar ese paso sin que por ello nos volvamos anémicxs perdidxs ni unxs tristes paliduchxs.
Antes de empezar doy las gracias a lxs tres: Campanilla, Hansel y Gretel (espero que haya oportunidad de dar las gracias a mucha más gente).

De cómo fui tomando conciencia

La conciencia no es algo que se me haya despertado de la noche a la mañana. Digamos que lo veo como un proceso natural con una consecuencia no menos lógica: la transición al Veganismo.
Desde que tengo uso de razón me recuerdo con una considerable conciencia ecológica, pero limitada a las acciones más extendidas y accesibles para lxs cuidadanxs de a pie:

- reutilizar, reducir y reciclar;
- no utilizar y militar contra la utilización de pieles de animales en mi círculo más próximo;
- posicionarme en contra de las corridas de toros y otros “festejos” humillantes que, por desgracia, tanto abundan en el área donde vivo;
- participar con colectivos y en acciones ecologistas a mi alcance…

Poco a poco, y sin dejar de lado estas actividades, me fui concienciando más sobre mi responsabilidad en el tema, sobre qué podía hacer yo para colaborar.Así, términos como “antiespecismo”, “alimentación consciente”, “igualdad animal”, “liberación animal”, “veganismo”, etc., entraron en mi vida.

Presentación

¿Cómo empezar? ¿Es éste el inicio de una historia que os contará cómo lo conseguí, o el relato de un intento bien intencionado que terminó con un “no pudo ser”?
Creo que comenzaré por el que creo que es el principio de lo que me ha animado a escribir este blog…