Ayer estuve viendo a mi medico para otro tema, y ya aproveché y le conté mis planes.
Por fortuna, es de procedencia africana, y parece que el hecho de no ser “ibéricx” ayuda a tener la mente un poco más abierta para según qué temas.
Me preguntó muy de pasada cuáles eran mis motivaciones para la decisión y, tras escucharlas, pasó a comentarme los beneficios que podía experimentar siguiendo una dieta vegetariana:
- reducción de los niveles de colesterol “malo”
- reducción del riesgo de cáncer de colon
- reducción del riesgo de arterioesclerosis
- incremento del bienestar general (“está claro que te vas a sentir mejor”)
No me dijo mucho más (yo creo que porque no quiso… o no le dejan), pero su predisposición me pareció suficientemente esclarecedora como para reforzar mi decisión.
Me recomendó que incrementara el consumo de legumbres y de cereales, sobre todo.
Lo que sí me dijo es que no me recomendaba el veganismo… me dijo que tratara de comer algún huevo cocido de vez en cuando y que no dejara los lácteos.
Yo le comenté que también tenía problemas con eso, y me dijo que, en caso de dejarlo totalmente, podría tener problemas en el futuro (“pero ¡uff! Dentro de muchos años… no ahora”).
Sensaciones: me siento reforzado. Me dio muy buen rollo encontrarme con un médico tan abierto, ya que esperaba encontrarme algo más tradicional.
Por otra parte, tengo su reticencia a la eliminación de huevos y lácteos de mi dieta, lo que me escama un poco… pero trataré de leer un poco más sobre el tema, a ver si encuentro alguna postura científicamente objetiva que me ayude con el miedo a dejar estas dos últimas cosas.
Poco a poco estoy evitando al máximo la ingesta de carne, pescado, aves… Digamos que lo estoy eliminando como componente principal del plato, pero no me fijo al 100% en si la ensalada incluye un poco de atún o huevo, o si los macarrones llevan queso. Eso lo dejo para más adelante.Además, he probado el yogur de soja y está bueno!!
miércoles, 27 de febrero de 2008
viernes, 22 de febrero de 2008
Algo para leer...
El otro día, cuando estuve hablando con Gretel, me recomendó un libro: “La dieta ética - ética y dietética del veganismo”, de David Román y Estrella Vilaplana. Me dijo que me lo prestaría, pero ayer no pude resistir la tentación (además, acabo de terminar la última novela histórica, y no puedo estar mucho tiempo sin leer nada) y me puse a buscar librerías donde lo pudieran tener… Fnac: agotado Casa del Libro: agotado El Corte Inglés: ni me molesto Al final, estuve buscando librerías por Internet y, tras llamar a un par de ellas (que también lo tenían agotado) encontré una pequeña librería del centro en la que lo tenían… pero sólo les quedaba uno. “Guárdamelo, porfa, que en una hora estoy allí”. Total, que me presento en la librería (tras un rato dando vueltas por esas callejuelas) y me hago con el volumen. Además me tienta el “Manual de supervivencia para veganos novatos”, de Ana Moreno. A pesar de tener cierto nombre en el círculo de autorxs que dedican su trabajo al veganismo y a la nutrición alternativa, no me acabó de convencer… Finalmente me decanté por un libro de recetas veganas, que el librero me recomendó y que me pareció bastante chulo y completo. Los ingredientes de los que compone las recetas son bastante sencillos de encontrar en cualquier mercado y no son recetas de las que sólo conseguiría clavar un Adrià o un Arguiñano de esos… Cuando llegué a casa, le conté a mi pareja lo que había comprado… se llevó un poco las manos a la cabeza, pero creo que va comprendiendo cómo me siento, aunque sea incapaz de “simpatizar” con ello. Será duro, si es que por fin soy capaz de seguir adelante… pero creo que al final conseguiremos llegar a un acuerdo y que se sienta bien también ella.
Cómo hablar con Ford
Otra cosa que me preocupa es cómo se lo tomará Ford.
Ford es mi mejor amigo de todos los tiempos. Es el Orejones López de Manolito Gafotas. El Hernández de Fernández. La Pili de Mili. El Ortega de Gasset. El Ramón de Cajal. El Martes de Trece… y ya no pongo más ejemplos, creo que ya os hacéis una idea de lo importante que es en mi vida.
Pues resulta que hace un tiempo le conté cómo me sentía. Él, que es un tío pragmático donde los haya (pero con un corazón que se le sale por todos los lados), no entendía nada… y hacía coñas casi constantes sobre el tema.
Me conoce bien, y sabe que soy un poco Wilde en determinados temas (“puedo resistirlo todo excepto la tentación”), de manera que conoce muy bien mis limitaciones a la hora de tomar decisiones a la hora de privarme de determinados placeres…
Ford siempre me ha respetado, como yo a él, y se que no habrá ningún problema con esto, pero no quiero forzar las cosas. No quiero que, en nuestros encuentros, Ford y Audrey (su pareja) se sientan forzadxs a devanarse los sesos cuando se trate de comer algo. Está claro que el que tiene que hacer el esfuerzo, adaptarse y preocuparse del tema soy yo, pero ya nos conocemos… y no quiero que se sientan obligadxs a nada por mi culpa.
Una sensación rara en mi: la necesidad de aprobación. Siento que tiene una importancia desmedida en lo que es habitual para mi lo que Ford piense/diga/opine del tema. Necesito que me apoye… y se que lo hará.
No se, a lo mejor hago trampa y le dejo leer este blog.
Ford es mi mejor amigo de todos los tiempos. Es el Orejones López de Manolito Gafotas. El Hernández de Fernández. La Pili de Mili. El Ortega de Gasset. El Ramón de Cajal. El Martes de Trece… y ya no pongo más ejemplos, creo que ya os hacéis una idea de lo importante que es en mi vida.
Pues resulta que hace un tiempo le conté cómo me sentía. Él, que es un tío pragmático donde los haya (pero con un corazón que se le sale por todos los lados), no entendía nada… y hacía coñas casi constantes sobre el tema.
Me conoce bien, y sabe que soy un poco Wilde en determinados temas (“puedo resistirlo todo excepto la tentación”), de manera que conoce muy bien mis limitaciones a la hora de tomar decisiones a la hora de privarme de determinados placeres…
Ford siempre me ha respetado, como yo a él, y se que no habrá ningún problema con esto, pero no quiero forzar las cosas. No quiero que, en nuestros encuentros, Ford y Audrey (su pareja) se sientan forzadxs a devanarse los sesos cuando se trate de comer algo. Está claro que el que tiene que hacer el esfuerzo, adaptarse y preocuparse del tema soy yo, pero ya nos conocemos… y no quiero que se sientan obligadxs a nada por mi culpa.
Una sensación rara en mi: la necesidad de aprobación. Siento que tiene una importancia desmedida en lo que es habitual para mi lo que Ford piense/diga/opine del tema. Necesito que me apoye… y se que lo hará.
No se, a lo mejor hago trampa y le dejo leer este blog.
lunes, 18 de febrero de 2008
La conversación con Gretel
Pues resulta que no fue posible dar ese paso adelante en la transición el día que me había propuesto inicialmente…
La verdad es que pensé que no podría seguir adelante con ello.
Me tomé un tiempo para volver a pensar en ello o, por mejor decir, para ver si cayendo en la inconsciencia y en la costumbre dejaba de pensar/sentir lo que pensaba/sentía en los momentos en los que más me acercaba a tomar la decisión.
No funcionó.
Supongo que no puedes “desconcienciarte”, como no puedes evitar haber visto amanecer aunque se esté muy bien en la cama…
El caso es que había comentado a Gretel que necesitaba hablar con ella así como hace un mes, pero no quise forzar el tema hasta que no hubiera pasado por este período de análisis.
Ayer volvimos a vernos, y no quise forzar el tema, pero ella misma me recordó que teníamos un tema pendiente y que tenía curiosidad, pues no tenía ni idea de por dónde venía la cosa.
Le conté lo que os he contado aquí, le conté cómo me siento y cómo pienso, cómo es algo que viene y va, que de repente me come mucho el coco o de pronto deja de molestarme por un breve espacio de tiempo… no se.
La verdad es que su reacción me hizo sentir mejor incluso de lo que yo pensaba.
En todo momento me he planteado este cambio como algo duro para mí, pero que pensaba que tanto ella como Hansel habían llevado con relativa facilidad.
Afortunadamente, Gretel me escuchó atentamente, se sorprendió gratamente de lo que me pasaba, y se ofreció a ayudarme. Me comentó que lo más difícil era el momento de la toma de conciencia, y que eso ya lo había hecho.
Hablamos de cómo se podría llevar esto en casa ya que, como os he dicho, mi pareja es omnívora militante. Por fortuna para mi (egoístamente) Gretel vive con Yuri, su pareja, que también es omnívoro militante. Me contó que al principio no es fácil, pero que poco a poco se consigue la armonía necesaria.
En fin, que agradezco a Gretel la charla, su amistad y su apoyo. Se que, sea cual sea el resultado de este remolino, ella también me apoyará.
Os iré contando…
La verdad es que pensé que no podría seguir adelante con ello.
Me tomé un tiempo para volver a pensar en ello o, por mejor decir, para ver si cayendo en la inconsciencia y en la costumbre dejaba de pensar/sentir lo que pensaba/sentía en los momentos en los que más me acercaba a tomar la decisión.
No funcionó.
Supongo que no puedes “desconcienciarte”, como no puedes evitar haber visto amanecer aunque se esté muy bien en la cama…
El caso es que había comentado a Gretel que necesitaba hablar con ella así como hace un mes, pero no quise forzar el tema hasta que no hubiera pasado por este período de análisis.
Ayer volvimos a vernos, y no quise forzar el tema, pero ella misma me recordó que teníamos un tema pendiente y que tenía curiosidad, pues no tenía ni idea de por dónde venía la cosa.
Le conté lo que os he contado aquí, le conté cómo me siento y cómo pienso, cómo es algo que viene y va, que de repente me come mucho el coco o de pronto deja de molestarme por un breve espacio de tiempo… no se.
La verdad es que su reacción me hizo sentir mejor incluso de lo que yo pensaba.
En todo momento me he planteado este cambio como algo duro para mí, pero que pensaba que tanto ella como Hansel habían llevado con relativa facilidad.
Afortunadamente, Gretel me escuchó atentamente, se sorprendió gratamente de lo que me pasaba, y se ofreció a ayudarme. Me comentó que lo más difícil era el momento de la toma de conciencia, y que eso ya lo había hecho.
Hablamos de cómo se podría llevar esto en casa ya que, como os he dicho, mi pareja es omnívora militante. Por fortuna para mi (egoístamente) Gretel vive con Yuri, su pareja, que también es omnívoro militante. Me contó que al principio no es fácil, pero que poco a poco se consigue la armonía necesaria.
En fin, que agradezco a Gretel la charla, su amistad y su apoyo. Se que, sea cual sea el resultado de este remolino, ella también me apoyará.
Os iré contando…
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