Aquí hay muchxs que se van a reír del que escribe… pues para eso está, jejeje.
Resulta que el viernes pasado, a pesar de ser viernes santo, hubo mercadillo en el pueblo en el que vivo. Hacía ya años que no bajaba a batallar con los puestos de frutas y verduras (desde que vivía con mis padres, creo, hace ya como 8 años…).
La verdad es que nunca ha sido mi especialidad navegar en ese mar de “¿quien va?” y esos insistentes “¡a mi, a mi!” jalonados de miradas amenazantes que cortarían de raíz el más mínimo intento de colarse y pedir antes de que a unx le toque… pero mi ineptitud en ese campo es manifiesta.
Pues eso, que yo me limité a pedir la vez y a convertirme en la sombra de la joven que me la dio, con una compasiva mirada que decía “corderito… más vale que te comportes o sales de aquí con las gafas rotas, como en el cole”. Cuando el dicharachero vendedor de fruta se acercó con su “¿Quién va?” de voz rota y gesto ágil, me limité a decir un tímido “Yo, aquí”, al mismo tiempo que otro ciudadano que estaba en el mismo mostrador, pero a un par de metros a mi izquierda.
Desconcierto. Se cómo comportarme si me pasa eso en la barra de un bar atestado de gente a las 2 de la mañana, pero no se qué hacer en estos casos. Me limité a decir “tronko, a mi la vez me la ha dado esta moza de delante, ¿y a ti?”, agradeciendo con toda mi alma que el semi-altercado no fuera con una de esas curtidísimas amas de casa que se las saben todas (grupo en el que incluyo a mi madre). No hubiera salido con mi orgullo indemne, eso seguro, jeje.
Ha sido chulo; una lástima no poder hacerlo más a menudo (los horarios de oficina ya sabéis lo que son…). He de reconocer que no me falta verdura y fruta fresca cada semana, ya que mi madre me hace el favor de comprar algo para mi, además de lo que compra para su casa. Si no fuera por ella, tendría que acostumbrarme al sabor desnaturalizado de las hortalizas envasadas de cadena de hipermercados… Gracias, madre!! (ya me disculpareis por lo ñoño del comentario, jeje)
Finalmente, conseguí mi suministro con la satisfacción del deber cumplido, contento de no haber sucumbido en ese mar de talentos no lo suficientemente apreciados y de esfuerzos no lo suficientemente agradecidos que es (todavía) el mercadillo de mi barrio.
Capítulo aparte merecen los herbolarios.
Yo esperaba encontrar una suerte de vergeles conde crecían las hamburguesas y salchichas de soja, y donde hallabas soja texturizada, harina de garbanzo u sésamo con sólo levantar una baldosa… pero la realidad ha sido otra.
Por desgracia, la mayoría de los herbolarios del barrio se han convertido en sucursales de las tele-tiendas de las 3 de la mañana… Puedes encontrar cualquier producto que (dice) sirve para adelgazar, pero difícilmente puedes hacerte con un poquito de B-12. Será cuestión de seguir investigando, o me parece que lo que no me estoy gastando en otras cosas me lo voy a gastar en gasolina…
Por cierto, ayer estuve un rato con Yuri y Gretel, y me dieron a probar un bocata de tortilla de patata sin huevo… ¡¡qué rica!! A ver si organizamos pronto esa cenita que teníamos entre manos y compartimos nuestros (escasos en mi caso) conocimientos culinarios.
Ya os iré contando más!
viernes, 28 de marzo de 2008
lunes, 10 de marzo de 2008
Entrando en la práctica
Hace ya unos días que no escribo… y han sido ciertamente agitados…
Resulta que ha habido avances en temas de comunicación con mi entorno. Grandes avances, diría yo.
Lo primero que hice fue comentarlo con mi hermano (al que llamaremos Ed). Yo pensaba que se lo iba a tomar peor… siempre ha sido un puntito más pragmático que yo para algunas cosas, si cabe. Conoce muy bien a Hansel y a Gretel, bastante mejor que yo, por lo que descartó casi de inmediato la posibilidad de que ellxs me hubieran influido conscientemente. De esa manera, se limitó a aconsejarme que hiciera lo que me ayudase a sentirme mejor y ya está. Me conoce lo suficiente como para saber que el control de riesgos es algo que suelo tener grabado a fuego, siquiera inconscientemente, y que controlaré la dieta como es debido.
Otra cosa que hice fue comentarlo con mis padres. De forma natural, durante una comida en su casa a la que asistimos mi chica y yo, les comenté lo que ya sabéis. El cómo, el porqué, lo que siento… Un poco escépticxs al principio, se relajaron cuando vieron que mi pareja trataba el tema con la resignación que muestra una vez ha visto que ya no hay manera de hacerme cambiar de opinión. Pero, sobre todo, lo que les hizo perder la actitud de preocupación fue cuando les conté lo que mi médico me dijo, y que ya os he contado.
No puedo decir que se hayan convertido en unxs fans del veganismo, pero al menos se que ahora tratarán el tema como más fácil sea para todxs.
Ayer comí en casa de mis suegrxs por primera vez desde que decidí empezar.
A parte de las coñas típicas por parte de mi suegro y del novio de mi cuñada, todo fue bien. Fue una paellita muy rica que me comí sin los elementos animales. Creo que se sentirán bien y no demasiado obligadxs a cambiar de menú cuando yo vaya… o así lo espero…
Por otra parte, el otro día estuve haciéndome con unas reservillas de filetes de soja, hamburguesas vegetales, Seitán… etc. en un herbolario del barrio.
Os comentaré cuando haga mi primera receta chula exclusivamente vegana (más allá de las consabidas ensaladas, verdurillas, etc).
Otro aspecto que no he comentado hasta ahora es la colaboración de mi amiga Adriana (como los de todxs, nombre supuesto).
Adriana es de las personas más discretas que he conocido en mi vida. Es impresionante lo que una persona es capaz de pesar en tu vida sin apenas “hacer ruido”… Pasa (o cree que pasa) desapercibida, habla poco pero “sentencia” cada vez que lo hace. Tiene un humor difícil de igualar… y no come carne hace años. Es algo que, como tiene su lugar en mi vida hace años por otros motivos, ni siquiera acerté a relacionar con mi situación actual (Adriana es Adriana, no “Adrianaesaamigamiaqueesvegetariana”… por eso no había hecho la conexión conscientemente hasta hace unos días).
Como siempre, recibí el apoyo más frontal, incondicional y objetivo que pude imaginar. Así es ella, oiga. Añadámosle al cuadro de los agradecimientos… por sonar tan alto a pesar de hablar tan bajo.
Resulta que ha habido avances en temas de comunicación con mi entorno. Grandes avances, diría yo.
Lo primero que hice fue comentarlo con mi hermano (al que llamaremos Ed). Yo pensaba que se lo iba a tomar peor… siempre ha sido un puntito más pragmático que yo para algunas cosas, si cabe. Conoce muy bien a Hansel y a Gretel, bastante mejor que yo, por lo que descartó casi de inmediato la posibilidad de que ellxs me hubieran influido conscientemente. De esa manera, se limitó a aconsejarme que hiciera lo que me ayudase a sentirme mejor y ya está. Me conoce lo suficiente como para saber que el control de riesgos es algo que suelo tener grabado a fuego, siquiera inconscientemente, y que controlaré la dieta como es debido.
Otra cosa que hice fue comentarlo con mis padres. De forma natural, durante una comida en su casa a la que asistimos mi chica y yo, les comenté lo que ya sabéis. El cómo, el porqué, lo que siento… Un poco escépticxs al principio, se relajaron cuando vieron que mi pareja trataba el tema con la resignación que muestra una vez ha visto que ya no hay manera de hacerme cambiar de opinión. Pero, sobre todo, lo que les hizo perder la actitud de preocupación fue cuando les conté lo que mi médico me dijo, y que ya os he contado.
No puedo decir que se hayan convertido en unxs fans del veganismo, pero al menos se que ahora tratarán el tema como más fácil sea para todxs.
Ayer comí en casa de mis suegrxs por primera vez desde que decidí empezar.
A parte de las coñas típicas por parte de mi suegro y del novio de mi cuñada, todo fue bien. Fue una paellita muy rica que me comí sin los elementos animales. Creo que se sentirán bien y no demasiado obligadxs a cambiar de menú cuando yo vaya… o así lo espero…
Por otra parte, el otro día estuve haciéndome con unas reservillas de filetes de soja, hamburguesas vegetales, Seitán… etc. en un herbolario del barrio.
Os comentaré cuando haga mi primera receta chula exclusivamente vegana (más allá de las consabidas ensaladas, verdurillas, etc).
Otro aspecto que no he comentado hasta ahora es la colaboración de mi amiga Adriana (como los de todxs, nombre supuesto).
Adriana es de las personas más discretas que he conocido en mi vida. Es impresionante lo que una persona es capaz de pesar en tu vida sin apenas “hacer ruido”… Pasa (o cree que pasa) desapercibida, habla poco pero “sentencia” cada vez que lo hace. Tiene un humor difícil de igualar… y no come carne hace años. Es algo que, como tiene su lugar en mi vida hace años por otros motivos, ni siquiera acerté a relacionar con mi situación actual (Adriana es Adriana, no “Adrianaesaamigamiaqueesvegetariana”… por eso no había hecho la conexión conscientemente hasta hace unos días).
Como siempre, recibí el apoyo más frontal, incondicional y objetivo que pude imaginar. Así es ella, oiga. Añadámosle al cuadro de los agradecimientos… por sonar tan alto a pesar de hablar tan bajo.
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